30 enero 2006

El campo es para las almas

El otro día fuí junto con unos amigos excepcionales y mi marido, (también excepcional) de excursión a Lluc. Hacia unos cuantos años que no había ido y lo encontré más bonito y mágico de lo que lo recordaba.

Después de hacer la visita a la virgen, nos adentramos en el campo de encinas, con las mochilas a las espaldas, siendo nuestros amigos los guías. Parecía un país encantado, árboles de mil formas y piedras preciosas que te transportaban a otro mundo. Tenían formas tan variadas, que íbamos dándoles nombres, jardín zen, Galicia, Irlanda, el pais de lo Nomos, Alicia en el pais de las maravillas, etc, etc.

El campo invita a uno a relajarse, meditar, y olvidarse del mundo en que vivimos, ¿será quizás por esto que Bahá'u'lláh dijo:? La ciudad es para los cuerpos, el campo es para las almas.

Cuando voy por la ciudad, casi todo me recuerda mi ego, mi cuerpo, todo lo querría comprar o por lo menos pienso en cuánto me gustaría poder comprarlo y ¡menos mal que no soy de las que se sienten desgraciadas si no pueden comprarlo!

Os voy a ser sincera ( siempre) vivo durante todo el año en el campo y me encanta la tranquilidad que aquí se respira pero también necesito ir a la ciudad de vez en cuando y sentir el palpitar trepitante de sus habitantes. Y ¿Cómo no? comprarme algunas pinturitas y trapitos. Soy de las que creen que con equilibrio se pueden hacer muchas cosas.

Nuestros amigos hicieron muchas fotos que después nos mandaron por internet y que ahora comparto algunas con vosotros.

Fue un día maravilloso, que pudimos pasar junto a unos amigos de verdad y que se quedará en nuestra memoria como recuerdo por siempre...



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