16 enero 2010

Cuando se atraviesa una crisis...(tres pasos)



Escrito por la Dra. Agnes Gaznavi - Psiquiatra

Cuando se atraviesa una crisis, lo primero que se ha de hacer es reconocer que uno está en dificultades. Muy a menudo tratamos de evitar la crisis, en vez de darnos cuenta de que estamos sumidos en ella.

A los seres humanos no les gustan las crisis; las respuestas más habituales son una apatía natural y el miedo a tener que afrontarlas. No obstante, comprender que estamos en dificultades es, de por sí, un paso decisivo hacia su solución, pues así nos concentramos en ellas y podemos recurrir a nuestras facultades para superarlas. Es como si un minero enfoca una veta de oro con su linterna. En cuanto discernimos con claridad cuál es el problema, empezamos a recibir algunos beneficios, si somos capaces de aceptar la crisis con fe.

A menos que tengamos fe, no podremos comprender los beneficios de una crisis. Se produce una crisis cuando algo se ha enquilosado y se opone a las leyes de la vida. La vida es orgánica, abierta al crecimiento, a la iniciativa, al dar y tomar; cuando las estructuras se vuelven rígidas, ya no son adecuadas y la vida tiene que seguir adelante, sea en una familia, en un grupo de empleados de una oficina, en la escuela, o en cualquier otra organización.

Del mismo modo, los animales que viven en corales abandonan sus hogares de coral hermosos pero muertos para construirse otros más nuevos y flexibles; o la serpiente se desprende de su antiguo pellejo, jadeando para sacar todas sus fuerzas y librarse de él dejándolo abandonado en unas ramas.

Dado que nuestra visión es muy limitada y tenemos poca fe, generalmente no aceptamos las dificultades y las pruebas como formas beneficiosas de dar más espacio a la expansión de nuestra alma y que le permitirán manifestar sus capacidades, ganar experiencia, desarrollar diversas cualidades y servir a la humanidad.

En cambio un ser humano "normal" suele sentirse deprimido o furioso cuando tiene que pasar por una crisis y la evita por todos los medios de que dispone. Así quedarse sin trabajo puede ser considerado una tragedia de primera magnitud, en vez de ver que la mano de la providencia abre un camino hacia un nuevo destino.

Un método muy habitual para evitar las crisis es quejarse. Mientras nos quejamos por las injusticias de la vida, no podemos aprender de ellas, nos estancamos en ese espléndido papel de víctima. La víctima es muy estimada en la sociedad occidental: consigue grandes oleadas de simpatía y a menudo recibe compensaciones de algún tipo, por parte del estado o de las compañías de seguros.

Otro método para evitar las crisis es la búsqueda desenfrenada del placer, con la esperanza de que así podrán relegarse al olvido el dolor y el pesar. Cuando un miembro de una familia no acepta el dolor e intenta olvidar lo que le duele, suele ir a distraerse al bingo o a ahogar sus penas en el alcohol. Otros tratan de olvidarr su dolor sirviendo a una causa. ¡Pero el dolor sigue ahí!

Po lo tanto, tras reconocer una dificultad, el siguiente paso es aceptarla y, si es posible, con aquiescencia radiante...

El tercer paso es tratar de solucionar el problema. Al hacer frente a una dificultad dada, una actitud inteligente es armarse de paciencia. ¡Yo que soy extremadamente impaciente por naturaleza, he descubierto que, pese a todo, la paciencia es el camino más corto para encontrar una solución!

La paciencia es uno de los frutos de las pruebas y las dificultades. Es una cualidad espiritual muy necesaria en la vida. Hace crecer las cosas, pues permite aguardar a que otros seres se desarrollen de acuerdo a su propio ritmo y pauta. La paciencia tiene la sabiduría de comprender y ayudar siempre que es necesario, sin imponer.

Para una persona con dificultades, podemos sugerirle las siguientes medidas prácticas:

Continuará....

Del libro: La familia: Manual de Reparaciones - Dra. Agnes Gaznavi - Psiquiatra

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