11 enero 2007
Equiparar al que hace con lo que hace
"El amor manifiesta su realidad con hechos, no sólo con palabras". Abdu'l-Bahá
Obviamente, cuando alguien hace algo incorrecto, no podemos aprobarlo, tenemos que recharlo.Sin embargo, tenemos que aceptar y amar a quien lo ha hecho, congénere nuestro, criatura como nosotros, hermano o hermana nuestro, igual que antes de que la mala acción tuviera lugar. Sólo cuando hayamos aprendido a distinguir entre la persona propiamente dicha y su mal comportamiento (o sea, a no equiparar al que hace con lo que hace) podremos tener un amor verdadero por nuestro prójimo, amando a la persona independientemente de lo que haya hecho.
Desgraciadamente, equiparar al que hace con lo que hace ocupa un lugar destacado en la educación moderna de los hijos. Nuestros reproches y críticas, hacen que el niño piense que le rechazamos como persona, lo cual es terriblemente desalentador para él. Por supuesto, tenemos que censurar el mal comportamiento del niño, pero no de modo que haga que éste se sienta rechazado. Cuando obtamos por amar a nuestros congéneres, sus malas acciones no pueden impedirnos que lo hagamos así.
El objetivo o la motivación que nos mueve a amar a nuestro prójimo es de tipo religioso. El amor al prójimo lo ha enseñado no solamente el Cristianismo, sino también todas las demás religiones importantes, ya se trate del Judaísmo, el Budismo, el Hinduismo, el Islam, la Fe Bahá'í u otras. Para alguien que ya no cree en Dios, pueden ser un sustituto, la conciencia social y la preocupación por los demás promovidas por la psicología adleriana.
Erk Blumenthal, psicoterapeuta -El camino hacia la libertad interior
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