12 abril 2009
La verdadera realidad del ser humano
Foto: M. Capllonch
Aunque se suele hablar más a menudo de que el ser humano está compuesto de cuerpo y alma, tampoco es nuevo el distinguir tres conceptos: cuerpo, alma y espíritu. Los explicaremos un poco a la luz de los escritos Bahá'ís.
EL CUERPO, compuesto de átomos materiales y originado por la unióm del óvulo y el espermatozoide procedentes de nuestros padres.
EL ALMA es, por definición, "lo que anima al cuerpo", o sea, la vida que en él alienta. Los animales también tienen alma o ánima, pero es meramente sensitiva. El alma humana, en cambio, está dotada de un poder especial que llamamos Mente o Inteligencia, por lo que es un alma racional.
Surge en el mismo instante de la concepción, al unirse los genes del padre y de la madre; hasta ese momento eran dos células humanas, pero desde entonces es un ser humano con inteligencia racional, aunque sólo en potencia. Bastará un desarrollo normal para que esa inteligencia se manifieste. Lo mismo que una semilla que germina bajo tierra ya es potencialmente un árbol en desarrollo.
EL ESPÍRITU, "es una emanación del Divino Dador; es la refulgencia del sol de la realidad, la irradiación del mundo celestial, el espíritu de fe, el espíritu al que se refiere Su Santidad Cristo cuando dice: "Aquellos que son nacidos del espíritu, espíritu son". Podríamos entenderlo en un contexto cristiano como la "gracia santificante", la luz de las cualidades divinas reflejada en nosotros.
Según estos conceptos hay personas que se preocupan sobre todo del cuerpo físico, otros cultivan el alma racional y otros por fin desarrollan también su espíritu. Si el cuerpo ha de volver a la tierra, su cuidado sólo sirve para esta vida. Es mucho más importante el desarrollo de la inteligencia y sobre todo de las cualidades espirituales, pues será el alma, iluminada por el espíritu, la que sobrevivirá eternamente.
José Luis Marqués y Utrillas - La Vida después de esta Vida - Editorial Bahá'í de España
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